¿Cuándo?
El Realismo
pictórico, es un movimiento que
intenta plasmar objetivamente la realidad. Se extiende a todos los campos de
la creación humana aunque tuvo una importancia especial en la literatura. En el
caso concreto de
las artes plásticas, el realismo consigue
la máxima expresión en Francia, casi
exactamente, en la mitad del siglo XIX después de la Revolución Francesa en 1848.
El realismo se
ocupa directamente de aquellas cosas que son aprehendidas por los sentidos y
manifiesta una reacción contra el idealismo romántico expresando a la vez un
gusto por la democracia.
¿Qué?
El pensamiento
de la época se dirigió hacia el progreso, la investigación y la observación de
la realidad. Durante este período se dejaron de lado los temas sobrenaturales y
mágicos, siendo reemplazados por temas corrientes y por la representación de
escenas cotidianas, profundizando el sentido de la naturaleza, interpretándola,
desde sus frutos hasta el trabajo que realizaba el hombre sobre ésta.
¿Cómo?
Los artistas del
momento buscaron representar el mundo del momento de manera verídica, objetiva
e imparcial, dejando de lado la idealización, y para esto la mejor opción fue
utilizar colores claros en sus pinturas, con poco trabajo de claroscuros.
el realismo no
introduce novedades sino que revitaliza la técnica de los grandes maestros
barrocos, especialmente de los españoles. El realismo barroco, en cuanto al
estudio de la luz y de las calidades, vuelve a tener vigencia. La pincelada es
firme, el contorno preciso.
¿Quiénes?
Entre los
artistas mas destacados podemos encontrar a Camille Corot con "Mujer con
una perla", "Roma, vista desde los jardines Farnese"; Gustave
Courbet con "Zorro en la nieve", "El estudio";
Jean-François Millet con "Las espigadoras", "El Angelus",
"El sembrador"; Jean-Jacques Rousseau.
Jean-François
Millet. “Las espigadoras” .
Jean-François Millet nació en la aldea de
Gruchy, Normandía, pero se mudó a París en 1839. Fue un pintor realista y uno
de los fundadores de la Escuela de Barbizon en la Francia rural. Se destaca por
sus escenas de campesinos y granjeros, donde quiere expresar la inocencia del
hombre campesino en contraposición a la degradación que acompaña al ciudadano
inmerso en la sociedad industrial.
Una de sus obras más representativas
es
“Las espigadoras” (1857) donde muestra
el trabajo rural, pero haciendo hincapié en lo social. Tres campesinas
ataviadas con la vestimenta típica de Normandía recogen inclinadas los restos
de la cosecha, el trabajo más duro y menos reconocido entre las tareas rurales.
Sus posturas reflejan la fatiga que provoca su labor. Los personajes se sitúan
en primer plano elevándolos a la categoría de héroes y la iluminación infiere
dramatismo a toda la escena. En el segundo plano encontramos a los almiares y
la carga de la carreta, en un ambiente de atardecer que envuelve toda la escena.
Fuentes: